FDV 75

Capítulo 75:

Se veía un poco extraño.

Se veía diferente a como era siempre, aunque seguía viéndose amable, a la vez parecía apático e indiferente, y su expresión no era para nada cálida.

Ahora era como si…

«¿Por qué te ves tan enojado?»

Como si estuviera a punto de explotar.

Nunca antes lo había visto así.

¿Por qué? ¿Qué pasó? Dudando, Ignis se acercó a él.

Y en ese momento,

¡Chin!

La espada de Celestine cayó a sus pies. Él le había arrojado a Ignis su espada junto con su funda.

¿Celestine? Como si no lograra comprender, Ignis lo miró con una mirada angustiada. Pero Celestine no había terminado.

Se sacó la chaqueta. El uniforme de los caballeros Imperiales, que había mandado a hacer a su medida.

Y lo arrojó. Una vez más, a los pies de Ignis.

«¿Qué… significa esto?»

Ignis le preguntó, sin poder entender en absoluto. Aun así, Celestine no se detuvo. Solamente lo observó con una mirada fría. 

«Celestine. ¿Por qué estás haciendo esto…?»

«Su Alteza es una persona incapaz de cambiar.»

Celestine le dijo con un tono frío, una voz que nunca antes había escuchado.

«Ni siquiera piense en volver a verme.»

Y en ese momento, Ignis pensó.

Que lo había descubierto.

Había descubierto su horrible mentira.

Ya no podría conformarse con solo estar a su lado.

Esa realidad rompió su corazón en pedazos.

***

¿Qué debería decirle a Ignis cuando lo vea?

¿Le preguntaría qué cómo pudo mentirme? ¿Quizás con ira le diría ‘Acaso todavía sigues siendo un ser humano’? ¿O tal vez le diría entre lágrimas qué como pudo hacerme esto?

Pensaba en miles de cosas, pero en mi corazón solo había un fuerte sentimiento de rencor.

El sentimiento de la traición.

Lo mucho que confiaba en ti, lo mucho que me importabas, lo mucho que… yo.

La inmensa tristeza la ahogaba.

Ignis me mintió.

Y era porque quería retenerme. Porque temía que, al presentarme al elfo desde el principio, podría dejarlo.

Había una razón detrás de ese engaño.

Pero Selena no era una Santa lo suficientemente misericordiosa como para aceptar ese hecho y perdonarlo.

Si hubiera llegado un día tarde, mi padre podría haber muerto. Pensar en que podría haber perdido a mi padre, era suficiente para hacerme hervir de ira.

Estaba enojada.

Estaba tan enojada que no podía soportarlo.

Si me hubieras dicho antes, si me hubieras dicho antes que me habías mentido en ese momento, no me sentiría tan enojada como ahora.

Pero Ignis estaba intentando ocultarlo hasta el final. No tenía intenciones de confesar que me había mentido.

¿A eso le dices ser amigo?

Una relación que comenzó con una mentira, ¿podría cubrirse con la palabra ‘amigo’?

‘…no. Jamás.’

Selena lo negó rotundamente.

Ignis no era un amigo. Nunca, jamás lo sería.

¡Chin!

Arrojó la espada que le había regalado, y también el uniforme que ella vestía con alegría.

Al ver esos objetos esparcidos por todo el suelo, Selena pensó que su corazón estaba igual de deshecho, en pedazos. Miró a Ignis.

«Su Alteza es una persona incapaz de cambiar.»

Y vio su rostro, que se veía totalmente miserable. Pero ella no iba a detenerse.

«Ni siquiera piense en volver a verme.»

Ignis no dijo ni una sola palabra.

Pero al ver como su cuerpo temblaba, su rostro palidecía, y sus piernas perdían la fuerza a punto de colapsar, se dio de como él se sentía.

Pero no tenía ninguna intención de perdonarlo.

Me mintió, y con nadie más que mi padre.

Él uso la vida de mi padre como garantía.

¿Había algo peor que eso?

No podría perdonarlo. Jamás.

Sin vacilación, Selena se dio la vuelta. Porque ni siquiera quería seguir hablando.

«…Celestine.»

Escuchó por primera vez la voz quebrada de Ignis.

¿Estás llorando? Se preguntó, pero no se volteó a ver. No quería ver las lágrimas de un mentiroso.

Seguramente vas decirme una excusa. Te defenderás diciendo que no tuviste otra opción. Te vas a escudar, y adornaras tu historia. Selena apretó los puños.

Sin embargo,

«Lo siento.»

No escuchó excusas. Le habló con sinceridad.

«Lo siento, en serio lo lamento.»

Hubiera preferido si decías excusas.

Para sus adentros, Selena sonrió vagamente, y agarró el picaporte.

«El señor Evan… ¿está bien?»

¿Por qué me preguntas eso? La mano que sostenía el picaporte, tembló.

No le respondas. No quería responderle. No quería hacer nada que pudiera aliviar la carga que sentía él en su corazón. Sin vacilar, ella abrió la puerta y salió de la sala.

Y dando un portazo, cerró la puerta. La puerta, que había cerrado con fuerza, parecía que ya no volvería a abrirse.

Ya no podré abrir más esta puerta.

Selena dejó salir una risa vacía.

***

«¡Hermana!»

Celestine corrió velozmente hacia Selena, que acababa de entrar.

Entonces, se desplomó en el suelo, quería decirle algo, pero no le quedaban fuerzas para hacerlo. En cambio, Selena dejó salir un largo suspiro.

«¿A partir de ahora vendrá un elfo a curarlo? ¿Mn? ¿En serio?»

«Sí.»

«¿Hasta qué padre mejore?»

«Él dijo que lo haría.»

«¿Hay posibilidades de que se cure por completo?»

«Sí. Creo que podría volver a como era antes.»

«Gracias a Dios…»

Celestine sintió escalofríos por todo su cuerpo y cerró los ojos.

Volvería a ser como era antes. Era algo que nunca podría haber imaginado.

En su mente, ya había aceptado el hecho de que mi padre moriría.

Empezó a sollozar. No podía parar las lágrimas.

Estaba aliviado. Y esperanzado.

Cuando mi padre despierte y se cure, podría vivir mejor que antes.

Ya no tendría que esforzarme trabajando duro para cuidarlo, y no tendría que preocuparme por el dinero.

Celestine se limpió las lágrimas, que había soltado al pensar en el esperanzador futuro, con las palmas de sus manos. Y se limpió la nariz.

«Pero… ¿por qué te ves así, hermana?»

Selena, que le estaba ofreciendo un pañuelo a Celestine, ladeó la cabeza.

«¿Qué me veo cómo?»

«No te ves bien.»

Oh. Selena se esforzó para borrar la ira de su expresión. Porque todavía no había digerido lo que había pasado con Ignis.  

«No es así, para nada. Me siento bien, ¿por?»

«Tú nunca te viste así, hermana.»

«Si te digo que estoy bien, es porque estoy bien.»

«No, ahora tú…»

Celestine le ofreció el pañuelo que le había dado.

«Te ves como si estuvieras a punto de llorar.»

Por un instante, Selena se mordió con fuerza el labio inferior.

«¿Alguna vez me viste llorar?»

«¿…cuando naciste?»

«Tú también lloraste. No pude evitarlo.»

Hace décadas que Selena no lloraba. No había forma de que lo que había pasado con Ignis la hiciera llorar. Rápidamente, Selena lo negó.

«Estoy bien. Además, ahora estoy realmente contenta. Estoy muy feliz»

No pareces estarlo. Celestine observó con escepticismo a Selena.

«¿Estás bien?»

«No sé porque estás preguntando eso, pero estoy bien. Está todo bien.»

Por supuesto que no me siento bien, y nada está bien porque hay demasiados problemas.

Pero Selena no quería decirle la verdad. Ni siquiera podía dejar que se escape de sus labios.

El amigo en el que más confiaba, me traicionó. Y además puso en peligro a mi familia.

¿Qué tan ingenua fui? ¿Cómo pude ser tan estúpida?

Su corazón solo albergaba sentimientos de culpa propia y traición. No quería sacarlos de su pecho y exponerse.

Quizás él se dio cuenta de lo que estaba pensando Selena. Con una voz muy seria, Celestine abrió la boca.

«Siempre tratas de hacer todo por tu cuenta.»

«Eso es.»

«Cada vez que lo haces, me molesta. Soy tu familia, pero ni siquiera puedes compartir tu dolor.»

Celestine sostuvo la mano de Selena. Su calidez cubrió sus frías manos. Sentía como si la hubiera arropado en una suave manta.

«Se supone que las familias deben compartir sus pesares. Quisiera que mi hermana hiciera eso.»

Selena miró fijamente a Celestine.

¿En qué momento creciste tanto?

¿En qué momento creciste tanto como para ser ahora el que me consuela?

Selena se rio un poco. Sentía como si sus sentimientos antes desbordados, ahora se hubiesen calmado.

Después de todo, el mejor remedio era el amor de familia. Selena sonrió y respiró hondo.

«¿Hubo algún problema con la medicina de padre?»

¿Por qué tan de la nada? Celestine ladeó la cabeza, y lo negó.

«No. Le di la medicina como le habían recetado el mes pasado, ¿por? ¿Pasó algo?»

«¿Y con la comida?»

«Siempre le cocino yo. No hubo nada fuera de lugar.»

Entonces, significa que no era algo que habían añadido mientras cocinaba o preparaba la medicina… ¿Quizás alguien puso algo a escondidas? Repentinamente, Selena se acordó de alguien.

«¿Letio visitó a nuestro padre a solas?»

Letio.

No quería sospechar de él, pero tenía que hacerlo. Porque después de haber sido traicionada por Ignis, que era su amigo, no podía confiar del todo en Letio.

En este momento, él parecía intentar llevarse bien con Celestine… Tenía un mal presentimiento.

«Jamás estuvo a solas con él. No, para empezar, ni siquiera está interesado en él.»

«¿Sí? Entonces, es un alivio.»

Selena entrecerró los ojos.

«Por cierto, ¿Letio te está enseñando a usar la espada?»

«Antes. Ahora ya no.»

«¿En serio?»

«No te mentiría.»

‘Mentira’. Mi corazón volvió a doler. Sacudió la cabeza, para olvidarlo. Ahora ya no quería seguir pensando en Ignis.

«¿Por qué me preguntas de la nada por la medicina y la comida? No me lo diras.»

Celestine murmuró. Selena permaneció en silencio por un momento, y lentamente abrió la boca.

«Alguien podría haber envenenado a nuestro padre»

«¿Qué?»

Los ojos de Celestine se abrieron. Impactado, miró a Selena.

«¿Q-quién? No, es que no tienen motivos para hacerlo, ¿no es cierto?»

No, no tenían motivos.

¿Acaso hay alguien que podría beneficiarse por la muerte del padre de Celestine Evan, Simon Evan?

«Tengo una idea de quien podría ser, pero…»

Tch, Selena chasqueó la lengua.

«Lo investigaré. Apenas sepa, te diré quién fue.»

TL: mawi

ED: Litten

No spoileen porfi (ɔ˘ ³ (ˆ‿ˆc)

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