FDV 90

FDV 90

Capítulo 90:

N/T: Después de tanta tardanza, aquí esta el segundo capítulo extra que había prometido!

-M&L

¡Capítulo extra! (2/2)

«A mí también se me ocurrió una idea.»

Ignis se sacó los lentes y se frotó los ojos. Y como si estuviera agotado, hizo una mueca y levantó la mano.

«Como Celestine está presente, lo diré ahora.»

¿Yo? Selena se tocó las orejas, sintiendo una extraña ansiedad.

«Cuando el señor Evan despierte, regresará al Palacio Imperial tan pronto finalice su rehabilitación.»

Ignis hablaba como si ya todo estuviera planeado, y no hubiera nada que pudiese hacerlo cambiar de idea.

«Tomaré prestado el poder del señor Evan.»

¿Disculpe? ¿Sin consultármelo antes?

Selena observó con confusión a Ignis, pero él no le explicó nada.

***

La Emperatriz, Violet, miraba a través de la ventana en silencio.

Si ella observaba el exterior de esa forma, había ocasiones en las que podría ver el flujo del viento.

Algunas veces el viento se sentía sereno y se veía blanco, otras, de color negro, cuando el clima era sombrío.

Y ahora, el viento se sentía sofocante y caluroso.

«¿Me llamó?»

Llegó la visita. La Emperatriz volteó lentamente hacia la dueña de esa voz.

«Encantada de conocerla.»

Mientras la saludaba con calma, la Emperatriz observaba a la bruja que se encontraba en frente.

Era una mujer que llevaba el color rojo de pies a cabeza.

A primera vista, se veía tan bizarro como si se hubiera pintado con sangre, pero si la observaba con atención, se veía tan agraciada como una rosa roja.

‘Me gusta.’

La Emperatriz sonrió y extendió su mano a modo de gesto.

«Toma asiento.»

«No, así está bien. Tengo que irme pronto.»

Corneille sonrió con alegría y se cruzó de brazos. Su expresión era un poco arrogante y bajo la vista para mirar a la Emperatriz.

«Entonces, ¿por qué razón me llamó?»

Quizás me diría que debo hacerme cargo por haber matado al Duque.

Si ese es el caso, me escaparé quemando todo el lugar, pensó Corneille.

Pero lo que escuchó fue algo inesperado.

«Me gustaría hacerle una petición.»

La Emperatriz levantó su taza con lentitud.

Hoy el té era de vainilla. Era suave pero rico en sabor. Justo como el plan de ahora.

Después de tomar un sorbo, Violet dejó la taza sobre la mesa de nuevo. Y miró a Corneille.

«El norte en donde vives, se encuentra repleto de monstruos, ¿no es así?»

¿Monstruos? Corneille espero silenciosamente a que siguiera hablando.

«Además, como son difíciles de ver por aquí…»

La Emperatriz torció los labios en una enorme sonrisa, como si estuviera divirtiéndose.

«Serán más difíciles de combatir.»

Se sabía que los demonios que habían aparecido hasta ahora fueron derrotados por el Príncipe y su gente.

Pero, ¿ellos también lo sabían?

Que el Príncipe tenía la habilidad de convocar demonios.

No, a excepción de mí, nadie sabía en absoluto. Si se enterasen, eso marcaría una enorme diferencia. Por eso,

«Alrededor de cien.»

¿No deberían ser suficientes para ayudar a todo el mundo a darse cuenta? La Emperatriz sonrió alegremente al pensar eso.

«Suéltalos a todos en la Capital, por favor.»

¿Por qué había personas tan locas en el Imperio? Corneille silbó con interés.

«Cuénteme más detalles sobre eso.»

Luego, se sentó en la silla.

El té que la Emperatriz le dio era dulce. Sabía bien.

***

Si pienso en la novela original.

Bueno, es gracioso pensar en una historia original cuando ya se ha torcido y cambiado tanto.

Pero aun así, en este caso, es por demás.

En [Canción de Luna], Celestine Evan era solo un simple papel secundario que era necesario para el avance de la trama. A lo que me refiero, es que la familia de Celestine Evan no era relevante.

Pero, ¿por qué?

«Si el señor Evan regresa, ni siquiera Su Majestad el Emperador podrá ignorarlo. Las hazañas del señor Evan estaban entre las más altas del Imperio.»

¿Regresar? Sonaba tan absurdo.

«Entonces, ¿está diciendo que le dará un título al señor Evan y unirán fuerzas?»

«Así es.»

«Ese plan es…»

Rowan dijo como si fuera absurdo. Bien, Rowan. Lo estás haciendo bien. Ahora, ¡si sigues así podrás detener a Ignis y…!

«Una gran idea.»

Ey, malditos.

«Entonces así podrá ganar el apoyo no solo de los nobles, sino también de la gente del Imperio. Después de todo, aún se habla mucho sobre el señor Evan.»

«Si no consiguiera el apoyo de todos los nobles, es una buena manera para aliarse con los plebeyos.»

Entre ellos intercambiaron palabras, y comenzaron a llevarse bien de nuevo.

Míralos. Eventualmente, Selena ya no pudo soportarlo más y abrió la boca.

«¿Eso no es algo que deberían consultarme antes?»

Selena habló en un tono un tanto seco.

«Mi padre no regresará. ¿Una persona que está al borde de la muerte…? Absolutamente no.»

Pero Ignis no cedió.

«Cuando el señor Evan despierte, le preguntaré. Él será quien tenga la palabra final sobre este asunto.»

Selena entrecerró los ojos y miró a Ignis. Este chico, en serio. Y luego abrió de nuevo sus ojos.

«¿Está diciendo que está seguro de que mi padre no se negará?»

«No es eso.»

«De todas formas, no. Si mi padre interviniese en la sucesión del trono, definitivamente saldrá lastimado.»

De ninguna manera. No tenía sentido.

Simon Evan era un hombre honesto e inocente.

Si alguien con esas cualidades ingresará al Palacio Imperial, será corrompido por la maldad de ese lugar.

Y además, ¿no podría también caer enfermo otra vez?

Con esos pensamientos, Selena fue firme.

Ignis y Rowan la observaron con una expresión de incredibilidad.

«Es cierto que el señor Evan es un leal caballero.»

Ignis dijo mientras sonreía con la mirada.

«Pero él no era el tipo de caballero que haría cualquier cosa que le dijeran.»

«Para ser más precisos, él era un hombre que hacia lo que quisiera.»

«Como Sir Evan ahora.»

Intercambiaban palabras como si hubieran arreglado sus diferencias.

Selena se rio sintiéndose derrotada, y los miró.

«Ahora, ¿me están insultando a mí, o mi padre?»

«A ninguno.»

Ignis se encogió de hombros. Y se puso de pie. Luego se acercó lentamente a Selena.

«Celestine.»

Él bajó la vista hacia Selena.

Sentía calor, como si su mirada estuviera ardiendo.

Sus ojos rojos tenían el talento para hipnotizar a las personas.

Esos grandes pero finos ojos rasgados, junto con sus iris color rubí y largas pestañas, todo en conjunto la hipnotizaban.

Rápidamente, ella evitó esa mirada. Pero Ignis no dejó que Selena la apartase.

La sostuvo de la mejilla. Esa sensación fría, hoy se sentía extraña.

«Hay algo que vengo pensando hace tiempo.»

Le hablaba en un tono suave.

«Ayudaré a tu familia a recuperar su honor y prosperidad.»

Y también le decía palabras dulces.

«Te daré el título de Conde, o más alto.»

Mientras hablaba, le acariciaba la mejilla a Selena.

«Te ayudare a que salgas de la pobreza. Hare posible que el nombre del señor Evan sea escrito en la historia y no solo a través de canciones y relatos boca a boca.»

Ignis sabía muy bien lo que tanto anhelaba.

El resurgir de mi familia.

¿Acaso eso no era algo que quería desde el principio?

Pero, después de que mi padre se enfermase, era algo que ya no me atrevía a soñar.

‘Me atrapaste.’

Selena dejó salir un largo suspiro.

¿Desde cuándo Ignis comenzó a conocerme tanto de esta manera?

Selena dejó salir un suspiro largo, derrotada. Le sacó la mano de su rostro y se mordió la lengua.

«Mi padre es quien tomará esa decisión. Después de eso, hablaremos.»

«Creo que ya conseguí el permiso de su hijo.»

Selena no respondió. Pero su silencio fue afirmativo, lo que hizo que Ignis sonriera y le acariciara su mejilla.

Era un ambiente bastante tranquilo. Y también se sentía cálido.

La sensación de cosquilleo le era desconocida, pero aun así se sentía bien. Selena cerró los ojos ante sus caricias. No se sentía mal que le acaricien la mejilla.

«¡De todas formas!»

Rowan se metió entre los dos. Él alejó a Selena y miró a Ignis.

«¡Todavía no se resolvió la situación que me hizo enojar!»

«Realmente no te había preguntado.»

«Como se atreve a tratarme así.»

Rowan resopló, como si no fuese justo, y volteó su cabeza.

«Prepárese para disculparse con el Archiduque Enoch.»

Entonces, comenzó a caminar y se fue.

Soltó un ‘Te odio’ al salir, pero Ignis fingió no haberlo escuchado.

De todas formas, en unos cuantos días se le pasará. Y hasta quizás me dé un respiro.

Ignis pensó eso y se concentró en Celestine, que estaba en frente.

Lo miró y se rio. Deliberadamente, entrecerró sus ojos y sonrió.

Porque sabía que cuando sonreía así, le hacía ver más atractivo. Esperaba que Celestine viera eso y le dijera algo pero,

«Por cierto, Su Alteza.»

Él no parecía tener idea. No hubo ningún cambio en su expresión.

No tuvo efecto. Ignis le respondió con una sonrisa a medias.

«Si, ¿qué pasa?»

«¿De verdad anulará su compromiso?»

«¿Por qué te mentiría? Es en serio.»

Selena sacudió la cabeza. Anular el compromiso, ¿por qué tan de repente?

No, no era propio de Ignis, que en la historia original hizo lo imposible para evitar anular el compromiso.

¿Rendirse tan fácilmente con Ilea? ¿Rendirse a su familia?

No importa lo mucho que haya hecho mi padre, él no podría competir contra el Archiduque.

«No logro comprenderlo del todo. Tan solo hace unos días atrás había afirmado con seguridad que se casaría, ¿no era así?»

Selena se cruzó de brazos.

«¿Por qué lo anuló repentinamente-…?»

No pudo terminar de hablar. Por culpa de Ignis, que se había acercado abruptamente, y ahora estaba en frente de ella.

«¿De verdad no lo sabes?»

Su sombra la cubrió. Y la oscuridad se posó sobre el rostro de Selena. Ella vaciló, y luego levantó la vista.

«Con tan solo mirarme, ¿no lo sabes?»

Miró a Ignis. Prestó atención a todo, observando su brillante cabello plateado, su rostro claro, nariz respingada, y sus labios carnosos.

No lo sé.

Selena negó con la cabeza. Y ante eso, el ceño de Ignis se frunció.

«Tú eres tan…»

Ignis dio un paso más cerca. Estaban tan cerca que sus pies se tocaban. Agarró los hombros de Selena.

«Es por ti.»

No había vacilación alguna en su mirada. Como si fuese lava que no podría dejar de arder, solamente contenía fuego en su interior.

«Celestine, tú fuiste la razón.»

TL: mawi

ED: Litten

No spoileen porfi (ɔ˘ ³ (ˆ‿ˆc)

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